Para gustos...

  • "Si me necesitas, llamame". Raymond Carver
  • "El ojo". Vladimir Nabokov
  • "Tokio blues". Haruki Murakami
  • "La conjura de los necios". John Kennedy Toole
  • "In the mood for love". Wong Kar Wai (pelicula)
  • "La espuma de los días." Boris Vian

Información y contacto

Reuniones: miércoles o los jueves de 14:30 a 15:30 en la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid. Aula 3204-B.



Para contactar manda un correo a carol_14__@hotmail.com , os contestará Carla, que es un poco arisca. No es por meterme con ella, simplemente es una palabra sonora, por tema de publicidad litetaria...


jueves, 25 de marzo de 2010

Oleo de mujer con sombrero

He aquí un poema de un gran cantautor cubano; Silvio Rodriguez, es mucho mejor cantado, pero puesto que no sé como se adjuntan archivos de voz os dejo con la letra:

Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mi.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.

Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mi
Veo más: veo que no me halló
Veo más: veo que se perdió

Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.

La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entónces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.

Silvio Rodriguez, 1970.

Unión

La cuenta atrás seguía, ya sólo quedaban tres días para recorrer el pasillo que la llevaría a reunirse con su familia.

¿Lamentaba su situación? Realmente no sabría que responder ante tal pregunta. ¿Lamentaba sus acciones? Otra pregunta simple de compleja solución.

Hacía ya dos meses que se encontraba recluida entre aquellas cuatro paredes de piedra ; su única compañía, gritos y sollozos de dudosa procedencia...Y entre todo aquello, las rocas que con sus trazos contaban historias y que con el crecimiento del “musgo de la cueva “ que, aún en la oscuridad completa, era capaz de crecer recordando que la vida seguía. Situada a varios metros del las calles de kalin Taleh, donde el sol no llegaba y el único aire disponible era peleado por los compañeros de celdas cercanas y cedido por aquellos que encontraban la liberación entre aquellas mismas cuatro paredes . Ese era su hogar

Aria tomó airé con fuerza y, en una de las esquinas, empezó a posicionarse sobre sus rodillas cubiertas con aquellos harapos antaño rojos. Ya debían ser la diez, debía comenzar su rezo.

-Arath, dueño de todo lo existente e inexistente. Protege a tu pueblo, a tus siervos devotos. Despedaza a aquellos que osan interferir con tus deseo, enferma sus cosechas y ganados; haz que sus mujeres enloquezcan y devoren a sus hijos y que, aquellos hombres que luchan contra ti encuentren el tormento eterno entre las fauces de tus criaturas...

-Son deseos muy bonito, si se me permite el atrevimiento. Pero no se harán realidad sólo con nombrarlo, por muchas veces que insistáis en la labor.

Aria levantó lentamente la vista del suelo y buscó en la puerta de la “morada” el dueño de la voz que había interrumpido sus plegarias; pero allí no encontró anda. Arrugó en ceño.

-Detrás vuestra.- Añadió la voz con cierto tono burlesco.

¿Tan ensimismada estaba que no había escuchado la puerta? Pero al ponerse en pie y girarse no encontró la figura completa de hombre , o raza conocida. Sólo un torso desnudo tañado en piedra unido a una cara de finos rasgos y cabellos largos se encontraba a mitad de la pared para darle la bienvenida. Parecía una estatua cuidadosamente construida, todos los detalles posibles se encontraban presentes en aquella figura que, sobresalía de la pared hasta cierto punto dándole volumen.

-¿Qué sois?

-La pregunta adecuada sería ¿Quién soy?

-Y...¿Quién es?

-Alguien que desea verte viva fuera. –Dijo la estatua mientras señalaba con un dedo hacía el techo de la sala.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Dundo

-¡¡ Oye, que moja!!

Salomé estaba más bella que nunca cuando hacía como que se enfadaba. Las gotitas de agua salpicaban el moreno de sus piernas y reflejaban los rayos de sol de aquella mañana. Salió disparada detrás del Chucho con la clara intención de matarle mientras yo observaba de lejos la escena y me deleitaba con su pelo ondulado y moreno que acababa de salpicarnos a todos. Hacía dos meses que nos habían dado las vacaciones de verano y como es natural, nuestro estado asilvestrado era tal, que ya no nos acordábamos de lo que era una suma.

-¡¡Eres un palíndromo!! ¡Cómo te coja!

Sonrío al recordar nuestra despreocupación en el pueblo. Raro era el día que no acabáramos en la presa bañándonos, haciendo bombas y molestando a las chicas. Por aquella época, la intensidad de tu amor por alguna chica se medía en función de cuántas veces la tiraras al agua y al final del verano, cuando ya todo se acababa y cada uno volvía a Madrid, se resolvía el dilema con un inteso e inocente beso de despedida, acompañado de alguna que otra lágrima. Era ahí cuando a los chicos nos tocaba demostrar nuestra hombría rodeando con nuestros brazos a la desconsolada niña a la que tardaríamos en olvidar todo el curso.

Dos gotitas de agua competían en la brillante tez de Salomé y resbalan sinuosamente perdiéndose en el escote de su bañador rojo, dejándome a mí con las ganas de ver cómo acababa la carrera. El Chucho, le tiraba los tejos a mis espaldas y yo hacía como que no me enteraba porque en el fondo de mi corazón no tenía ninguna duda de que Salomé, a quién correspondía, era a mí. Sólo ahora me doy cuenta de que todos creíamos lo mismo. Y es que Salomé tenía algo que las demás no tenían: dos incipientes pechos. Cierto es que no eran demasiado grandes pero a esa edad cualquier cosa resulta más que suficiente, sobretodo cuando indirectamente tú eres el propietario de esos pechos. Pero no era el tamaño de los pechos lo que hacía a Salomé irresistible para la panda de inocentones que éramos, sino cómo los llevaba. No trataba de esconderlos, echando los hombros para delante, o encorvándose y con su natural actitud parecía no dar importancia a la causa de que yo no pegara ojo por las noches. Y es que digo yo que llevar unos pechos no debe de ser fácil. Sólo había otra chica, la Mariela, que también tenía tetas pero las lucía tan poco y le daba tanta vergÜenza que pese a ser mil veces más grandes, no eran ni la mitad de graciosas que las de Salomé, que bailaban puntiagudas dentro de su bañador rojo.

Pensaba yo en todo esto, cuando llegó Mariano con su toalla. La extendió malamente y se empezó a desvestir sin desabrocharse los zapatos mientras miraba con ojitos alegres el numerito de la fatal persecución del Chucho.

- ¿Y estos?- dijo con sorna mientras se tiraba al sol- ¿Pero no habíamos quedado que la Salomé para ti? El Chucho se está saltando las normas…
- Déjale. No tiene nada que hacer- dije convencido del todo- El otro día con las bicicletas me guiñó un ojo. Creo que soy el amor de su vida.

Mariano, se sonrió para adentro y entonces yo me acordé:

- Pero, ¿no venías con Paco?
- ¡Uy, ese¡ Es un alefato, viene con su nueva novia dándose besos todo el camino. Les he dejado por ahí a los dos solitos para que pudieran hacer manitas a su gusto.

Paco era el otro amigo del pueblo. Era el más mayor de la pandilla, el que tenía moto y el único que realmente nos constara que se besaba con chicas. No era especialmente guapo para mi gusto pero las mujeres se lo rifaban: ¡hasta mi abuela se había dado el gustazo el otro día de soltar una barbaridad sobre las posaderas de Paco! Yo cuando lo dijo, no sabía meterme pero lo peor vino cuando me dijo que no la mirara así y que una, aunque vieja, también le gustaba tener algo a lo que poder agarrarse. Desde ese momento, creo que me voy mirando cómo me quedan los pantalones por detrás. Nos quedamos hablando de cómo debía de besar la nueva de novia de Paco, mientras que Chucho braceaba y salpicaba para poder zafarse del terremoto Salomé que ahora estaba encaramada sobre sus hombros intentando hacerle una ahogadilla. Ni subida de pie con todo su peso sobre sus espaldas, la pluma de ella hubiera logrado zambullirle, pero él se hacía el inofensivo y la dejaba ganar.

El día transcurrió sin más contratiempos hasta que se hizo la hora de comer y recogimos para marcharnos. Aquella tarde, era la procesión de la santa Niña y las muchachas repartirían laurel a todo el que pasara. Salomé y las otras chicas se habían traído el dundo para recoger laurel de camino a la presa pero ahora estaba tan lleno que ninguna de ellas podría levantarlo así que los chicos nos turnaríamos en llevarlo. Todos bromeabamos y reíamos, de nuevo a propósito del Chucho que ahora se había caído al agua pero vestido del todo y Salomé la bella veía cumplida su venganza mientras se secaba el pelo con una toalla muy cerca de mí. En eso, una de las ramas que sobresalían de la cesta se enganchó al levantarla y Salomé y yo nos agachamos a la vez para recogerla y fue ahí cuando sin quererlo, o siguiendo su propia iniciativa, mi mano rozó levemente el pecho izquierdo de Salomé. Supe que lo toqué porque noté cómo se retraía tímidamente y no por la escasa importancia con la que Salomé cogió la rama de laurel suicida y la lanzó contra las paredes del dundo, rompiendo toda la magia que aquel momento había significado para mí, y que fue el responsable de que mi madre granallara cuando aquella misma tarde rompiera sin querer dos copas durante la comida.

Cita a ciegas

Miró nervioso el reloj en el momento en el que atravesaba la puerta de la cafetería en la que habían quedado así que no la había visto todavía cuando ella se le acercó.
-Hola, ¿eres lomotalante?- le preguntó nerviosa señalando a la planta que él había traído como señuelo.
Asintió, y se levantó para acercarle una silla mientras decía:
- Sí, y tú debes ser jokerfish ¿no es así? Encantado. Por favor, siéntate.
No se la había imaginado así pero la chica no estaba del todo mal.
- Y bien, jokerfish. ¿Tendrás otro nombre? ¿no? ¿O tus amigos te llaman por tu nick?
- Yo no tengo amigos. De hecho tú eres el único que puede verme. Espero que no te disguste lo que ves. Llámame jokerfish, es mi nombre real- y diciendo esto le pasó la carta para que eligiera.
- Gracias. Lo sabía, no hacía falta que me lo dijeras. Y dime, ¿cómo es que yo soy el único que tengo el placer de tomar un café contigo? ¿Es que los demás no están interesados?- preguntó mientras echaba un vistazo distraído a la carta.
- No, pero soy invisible y no pueden verme- sentenció esta sin levantar la cara del menú.
Lo último, pensó, había quedado con una chiflada. Y dejando la carta encima de la mesa de un manotazo, dijo:
-Ah. Pues yo diría que no tienes mucha pinta de ser invisible. A no ser que la invisibilidad sea la responsable de esos dos maravillosos ojos azules. ¿Sabes que te digo? Que si eres invisible, mejor para mí. ¿Estudias o trabajas? Seguro que trabajas.

Lo mejor ahora era seguirle el juego y ver por dónde salía la conversación.

-Trabajo de cara al público.
-¿Y lo de la invisibilidad? ¿No es un problema a la hora de representar a una entidad?
-Soy crupier en un casino. Trabajo en las mesas vigilando que nadie haga trampas. Cuando quieres pillar a la gente infraganti es muy útil ser invisible ¿sabes?

Encima, con retintín. Sintió como una bofetada le aplaudía en toda la cara y tuvo que hacer un esfuerzo por controlarse. Menos mal que el camarero se les acercó a tomar nota.

-Claro, claro…ya lo sabía yo. ¿Qué tomará la señora? dijo mientras sonreía distraídamente al camarero.
-Un steak tartar y una copa de vino blanco. Gracias.
-¿Y usted caballero? –preguntó respetuosamente el camarero
-Tomaré lubina a la plancha y lo mismo para beber- y le devolvió la carta al camarero mientras que con una sonrisa burlona y mirada maliciosa no puedo evitar decir en voz alta- Dime, jokerfish, ¿de dónde te viene el nick? Pez comodín, ¿no es así? Bueno, lo de joker, puedo explicarlo pero ¿lo del fish? ¿No serás alguna clase de ecologista fanática e invisible de esas que se dedican a boicotear a los grandes pesqueros y sus métodos de pesca? Espero, que no te haya molestado que haya pedido lubina. A mí, por el contrario que a ti, me vuelve loco el pescado.

Bien, querida, ¿cómo sienta que descubran tus puntos más débiles? Hasta un ciego se habría dado cuenta del bote que has pegado cuando he pedido mi deliciosa lubina.

-No, tranquilo, que no me da ninguna lástima tu lubina. De hecho, antes era pescadera hasta que me un día, pelando cabezas de gambas para hacer caldo, me dio alergia-y con un claro tono de satisfacción en su voz y rostro angelical, prosiguió con la anécdota, sin darse cuenta de que tal vez ese no era el momento- Me salieron tantas bubas que mi jefe no sabía qué tirar a la basura, si las vísceras de los gambones o a mí directamente. Por supuesto, la señora que me había pedido las cabezas se fue a casa con una bolsa de mejillones cortesía de la casa por la impresión que le dio verme así.

Puag. Preferiría que fuera invisible.

- Puede pasarle a cualquiera. ¿Sabías que es bastante habitual? Se debe a un parásito que hay dentro de TODOS los pescados.
- Claro, claro…Se debe al anisakis que es un parásito de la familia de los nematodos y el 95% de todos los casos alérgicos debidos a éste animal se dan en Japón debido a la popularidad con la que cuenta allí el sushi.
- Ya pero también se dan casos en nuestros mares.- dijo sin asombrarse lo más mínimo de la definición que le acababa de largar- ¿Pero tú qué eres? ¿una clase de enciclopedia?

Ajá. La primera reacción más o menos humana. Menos mal, la mujer de hielo, parece estar ablandándose. Pero entonces soltó:
- Se me olvidó decirte que aquí traen el pescado todos los días directo del barco. Aquí la lubina no puede ser más fresca.

Y paf. Otra sacudida. ¿Está tratando de escandalizarme? Gracias a Dios, llegó el camarero con las bebidas y él decidió cambiar de tema y dejar las bubas para cuando hubieran llegado al café. Si llegaban.
Pero entonces fue ella la que habló y dirigiéndose hacia el camarero preguntó:

-¿Me podrían traer uno de esos menús infantiles para colorear?- y con su más inocente sonrisa se volvió hacia él diciendo- Me gusta colorear. ¿Y a ti?

Bien, todavía no era demasiado tarde. Al no haber traído todavía la comida tal vez diciendo que tenía que ir al baño podía escaquearse de esa locatis.
Sorprendentemente el camarero no tardó en traerle el dichoso menú y enseguida ella sacó un paquete de lapiceros y se puso a colorear. Su aparente inofensividad le ponía nervioso pero decidió continuar el experimento. Ahora le tocaba a él, dejarla perplejo:

- Pues yo trabajo en el zoo.
- Ya lo sé- dijo está mientras apretaba contra el mantel con el lapicero y sacaba la lengua, con cara de concentración.
- Ah, ¿y cómo lo has intuido querida?
Pues, porque esa variedad de orquídea que has traído –dijo apuntando con el lápiz y sin levantar la vista del papel al señuelo que ahora estaba en la silla- constituye el alimento exclusivo del cerdo hormiguero y dado que sólo vive en África de forma nativa pues supuse que la trajiste del zoo.

No esta mal como deducción. Pero no es suficiente.
-
-Bueno, pero, si no me equivoco, ¿también podría haberla traído de el jardín botánico?

¿Y ahora qué?

-Ya pero es que en la chapa de tu bolsa pone ZOO-LOGICAL y un dibujito matemático. Es muy graciosa por cierto.

Claro. La chapa. ¿Cómo se me había pasado? Desde luego que lo está logrando. Hizo otro esfuerzo por tragarse su orgullo y volvió a la carga. Quizás si cambiaba la técnica y la adulaba un poco, dejaba de fastidiarle.

-Mmm..... ¡Qué observadora! Pero, ¿a qué no sabes de qué trabajo en el zoo?
-Déjame adivinarlo,- dijo con ironía- ¿carnicero de leones?

¡¡¡¡¡Ah!!!!!¡Esto era el colmo! ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo lo había adivinado? No sólo no había logrado sorprenderla sino que ella le había estado dejando mal desde que se sentaron en esa mesa. Y todo, si que costarle ningún esfuerzo. ¿Por qué había venido? ¿Quién le mandaba a él quedar con la primera persona que le daba pie por Internet? Y enfadado con la muchacha por la indiferencia con la que reaccionaba frente a todo lo que él había intentado comunicarle, y consigo mismo, por no haber superado la prueba de su irascibilidad, se levantó enfadado.

Ya se estaba marchando cuando la chica le gritó:

- Espera, te dejas esto en tu silla.-dijo con el brazo estirado desde la mesa en la que habían estado sentados.

Se dio la vuelta desde la puerta y vio como ella le sostenía burlona un huevo perfecto, redondo y blanco. Notó que le ardía la cara y rojo de ira giró sobre sus talones y salió del bar.




-¿La lubina señora?- preguntó el camarero.
- Póngala aquí, gracias –dijo quitando las copas de enfrente suyo para hacer hueco en la mesa.

martes, 23 de marzo de 2010

Cardenales

(Terreno arenoso desolado, dos mujeres sentadas en un banco vestidas de militar, tienen un trozo de pan cada una, conversan)

Hortensia: Veinte años…veinte años…

Fratilda: Uno tras otro, día tras día, verdad?

H: ¿Dónde está el norte? Mi brújula ha muerto.

F: (Mirando al cielo alrededor) Mmmmmm… ¿Recuerdas dónde estaba la montaña?

H: Sí, hacia el norte.

F: Vaya… y la casa de los niños?

H: Al este, siempre allí estuvo.

F: Ya… pues no lo sé, lo siento mucho, ahora estoy completamente perdida. No recuerdo donde cayeron las últimas migas. Las vine esparciendo por el suelo desde la montaña, pero no sé donde habrán ido a morir. Tú no has empezado tu barra, no te esfuerzas por volver, Hortensia.

H: ¿Para qué? ¿Para encontrar oscuridad? Nunca ha sido necesario volver a la oscuridad, estás empeñada en seguirme y no hay necesidad, no hay necesidad, si quieres márchate, adiós, en serio, no me haces falta, la luz me basta y me sobra.

F: Si no empiezas tu barra te vas a quedar sola, como tu hijo.

H: Mi hijo no está solo, está muerto.

F: Tu hijo estuvo solo antes de morir, por tener tu misma actitud Se marchó para siempre sin compañía. Se heló, simplemente se fue helando hasta que le hicieron dejar de latir.

H: ¡Que te calles! Hoy no es el día de hablar de hijos, ni de empezar nada. Hoy es el día de buscar el norte y tú no me estás ayudando.

F: Hoy no es el día, hoy no es un día, no hay límite si no hay oscuridad, no hay retorno ni avance, los círculos no se cierran, las velas no se apagan…se limitan a ser barras de cera, Hortensia. Tu hijo es ahora de cera, como lo serás tú si no buscas, por favor.

H: ¿Dónde está el sur?

F: Búscalo tú, yo me voy.

H: ¿Dónde? ¿A buscar a Roberto? Sabes perfectamente que no le vas a encontrar, su vida está oscureciendo.

F: No me frena que él oscurezca. Sé andar sin luz, mis ojos ya están acostumbrados al sentimiento felino. Voy al frente.

H: Vieja loca. ¡No te marches!

F: Oeste.

H: Por favor, si encuentras el norte, vuelve.

(Fratilda marcha, Hortensia arroja su barra de pan, se tumba en el banco y muere)

domingo, 21 de marzo de 2010

Historia de un invisible y un sabelotodo

Sonaban las luces y en su mente solo veía un torbellino de sonidos iguales y, a cada cual más dulce, su cadencia era tal que sólo el frío sonido del metal al golpear contra la bandeja, también metálica, le hacía suspirar… era todo tan hermoso…


Sus ojos pasaban de una máquina a otra y a las guapas camareras que se acercaban hacia él para ofrecer todas las bebidas y entremeses variados… - Bueno está bien, a él precisamente no, al señor de su costado- Bueno ahí había otra chica y esa sí que venía hacia él, pero tampoco pudo ser, pero pensó que era porque el chico joven de tres pasillos más a la derecha se le había adelantado al llamarla.


Así pasaron no dos, sino todas las camareras de aquel lugar… y comenzó a darse cuenta que, o estaba muy borracho o es que pareciera que la gente ni le miraba, ni siquiera, pensó, me miran por ir mal vestido, comenzaba a hechar de menos el que la gente se apartara de él por quizás, oler mal, como solía suceder, lo de ser pescadero era un buen negocio, sobre todo en Navidades, pero para el día a día, como suelen decir, te llevas el trabajo a casa…


No, en éste caso, la gente simplemente pasaba de él, ni se inmutaban que el estuviera cerca.


En otro lugar se escuchaba una conversación:


“No, te digo que no, ya son dos los que perdemos en éste mes y no puede volver a ocurrir, mi trabajo pende de ello... ¿sabes cuánta gente ha habido antes de mi en éste lugar?


Por Dios, eres un agonías, por dos huevos, ¿que te puede pasar? Hazme caso, con un par de grados más en la incubadora, los pollos saldrán más grandes y fuertes, te lo digo por experiencia.


¿De que experiencia hablas? Que yo sepa sólo has tenido granjas y… ahí los huevos los cuida la gallina…


Si, por eso, que mejor que una madre gallina para cuidar a sus huevos y yo creo recordar, cuando meti mi mano, una vez bajo sus enaguas que allí hacía más calor que en la incubadora… se te mueren, no por mi calor, sino por tu frío, ¡los pobres pollos deben de coger un resfriado ahí dentro!


Mira, mejor calla, no eres más que mi padre, el carnicero, yo tengo una carrera, soy biólogo y, además, zoólogo, sé mejor que tú lo que les conviene, si al menos fueras pollero…


Está bien hijito, sigue con tu trabajo… ya no necesitas a tu viejo padre para freír a tus pollos…


Sin más, el padre se dio la vuelta y marchó del lugar, el hijo intentó rectificar, pero ya era tarde, herir el orgullo de un padre es peor a que te caiga una losa en la cabeza, al menos, con la losa te acabas desmayando y, por ende, no te enteras de lo que sucede, pero con esto…


El pobre carnicero se miró la solapa de la camisa a cuadros, de la cual colgaba una etiqueta que dictaba: “Visitante” y pensó en que su hijo ahora estaría lamentándose por lo que le habra hecho y aunque por una parte se lamentó, otra de él se sonrió pensando que si eso era así es porque su hijo aún lo consideraba alguien para que le aconsejara, y eso, en su fuero interno, lo lleno de satisfacción.


Pensando en su chapita de “Visitante” y en que no había tenido que pagar nada por entrar decidió dar una vuelta entre todos aquellos animales, era su día libre y así, esperaría que su hijo saliera de trabajar.


La alfombra era roja… invitando a pasear por ella y aquellas luces de las tragaperras le daban la sensación de estar en Hollywood, se sentía importante.


Una ficha se cayó frente a él y se agachó para recogerla y entregarla al jugador de turno, que según sus cálculos llevaba más de 5 horas frente al mismo cacharro. Recogió la moneda y se la ofreció a su dueño, pero por alguna razón, el también se agachó y se levantó con ella en la mano, pero… ¿Cómo podía ser? Sólo se había caído una moneda y los dos tenían una.


Pensó que había visto mal y punto… no quiso pensar más. Cansado de esperar que las camareras lo fueran a atender se paró en el camino de una de ellas, la cual se tropezó y en su intento por no dejar caer la bandeja que sotenía acabó esquivando al desgraciado pescadero…


Aburrido y apesadumbrado miró dentro de sus bolsillos y no tenía nada de dinero para, al menos el poder jugar, lo único que tenía era una serie de rotuladores de colores, pero… ¿Qué hacían allí? No recordaba haber estado coloreando algo y entonces… ¡le vino la inspiración! Comenzó por el brazo derecho y cuando acabó parecía pintado por un niño de 5 años, tenía garabatos por todo su brazo, cuando se vio, sonrió, había vuelto a su infancia. Sin importar la demás gente, siguió por su cara y recordó cuando su madre lo vestía de Carnaval, era feliz aunque nadie más lo viera, era invisible para el resto del mundo pero, el se veía a todo color.


Los monos eran más divertidos de lo que parecían y los hipopótamos pensó “¿como pueden nadar siendo tan gordos? Acaso tener grasa te salva de morir ahogado?” mientras divagaba y su mente volaba a veces lejos, a veces cerca del Zoo, se sentó en un banco a la luz del mediodía y una niña pasó cogida de la mano de su madre, cantaba (o eso balbuceaba) y se reía de todo, pintada su cara de tigre y unas ceras en la mano. El viejo carnicero no pudo más que sonreír pues hacía ya unos años, un niño de la misma edad aproximadamente que la tigresita que pasó delante de él entró de la mano de su madre al mercado mientras ella compraba en el puesto de en frente, su eterno competidor, un pescadero, jugador empedernido que le quitaba la mayor parte de la clientela por saber venderse mejor que él… Esa mañana el niño se aburría tanto en la cola que gritaba y gritaba, pataleaba y el señor vendedor cogió unas pinturas que tenía en su trastienda, un cuaderno ajado por el tiempo se lo dio para que pintara, y lo calmó, milagrosamente lo calmó.


El niño le entrego las pinturas al acabar, él las guardó en su camisa y se dio cuenta del tiempo que hacía que no pintaba ni coloreaba algo, eran cosas de niños supuso.


Al paso del tiempo la pescadería cerró y a través de rumores se enteró que el pobre señor había enloquecido por todos los problemas que había en su casa, ahora estaba en una residencia y cuéntan que se pasaba el día agachandose, como queriendo recoger algo, caminaba mirando al suelo y entorpeciendo el paso de las enfermeras por su lado. Sólo le veían sonreir cuando conseguía sus ceras de colores y, si se le acababa el papel, se pintaba entero. A las enfermeras no las hacía ninguna gracia, pero el parecía divertirse. Nadie lo sabe pues, según los familiares, nunca más volvió a decir palabra.



¡Cuán afortunado soy! Y me quejaba que me quitara la clientela… pensándolo bien, voy a decir a mi hijo sino se quiere ir a tomar un helado como descanso… al fin y al cabo, todos llevamos un niño dentro… por muy biólogo que sea.

Genialidad con"e"!!

Buenorrísisima letra de la canción de mama ladilla: en el vergel del edén, flipo cada vez que la escucho, que arte por Crom!

EN EL VERGEL DEL EDÉN

En el vergel del Edén, embébese Esther del leve mecer del relente:
-Excelente, vegeté tres meses en el éter... ¡fetén!

De repente Pepe, ese mequetrefe que es el gerente de Mercedes Benz, se yergue de entre el verde césped, emergente el repelente pene.

Esther se estremece:
-Behj, ¡qué peste! ¿Qué pesebre es este? ¿Es que repeles el gel? ¿Crees que este pene es decente?

Enternécese Pepe:
-Es que dejé que el semen que eyecté se reseque. Pensé: "Que estrene Esther este presente". Te reservé merengue de trece meses. ¡Bebe, bebe!

-¿Beber? ¿Beber de ese enclenque esqueje? ¿Crees que me embelesé? ¡Que te den! ¡Qué cerdete eres! Que te enteres: mereces fenecer en el retrete, entre heces que defeque Peret. Enfermé de verte, ¡vete, vete! ¡Métete el pene en el bebes! ¡Entretente este semestre en extender ese repelente semen en el eje del Mercedes Benz!

-Esther...

-¡Que me dejes! Beberé té en el tenderete. Que te bese el membrete el bedel

-Es que, Esther... Pepe es el jefe. Pepe es el que te debe extender el cheque de este mes. Bebe, Esther.

Conclusión:
Es menester que Esther cercene el pene de Pepe*, ese pelele de jefe que cree que merece peerse en el vergel del Edén.

sábado, 20 de marzo de 2010

Al mal tiempo...

A primera hora de la mañana Julián comenzó a montar la Jaima, cuidadosamente clavó los palos al suelo, a continuación extendió la tela reflectante por encima y finalmente se dispuso a organizar el mostrador. Para cuando hubo terminado el sol ya brillaba en el cielo y los primeros clientes empezaban a asomar las narices por la puerta. Una señora emperifollada se acercó cuando su nariz recibió el permiso para entrar y muy oronda comenzó su declamación:

-Quiero un kilo de pollo y medio de ternera. También necesito una pieza de jirafa, Ah ¿y que tal está el león de este zoo?

-De primera calidad, señora, puedo asegurárselo.

-Ya, ya. Eso mismo me dijo el carnicero de al lado y me dio carne caducada.- masculló con desconfianza.

-Pero nosotros seguimos el sistema de incubación que le asegura el 100 por cien de frescura, recién salido del huevo vamos. Puede comprobarlo usted misma puesto que incubo los pedidos yo mismo y frente a la clientela, que vean que soy de fiar. Además, con el dispositivo de calentamiento cíclico lo tendrá todo en cinco minutos.

-Bueno, pero rápido, que no tengo todo el día.

Así pues Julián conectó el dispositivo a la circunferencia aposentada en el suelo, en cuyo interior depositó los huevos con las carnes solicitadas, y se sentó cómodamente sobre ella. Cacareó un par de veces para estimular el proceso y tal como había afirmado, en cinco minutos estuvo listo. La recelosa señora tomó las compras y se fue, al parecer medianamente convencida.

El atrapanarices de la puerta volvió a abrirse y nada cruzó la puerta. Julián miró y esperó sonriente tras el mostrador.

-Buenos días- dijo una voz etérea.

-Vaya, un pescadero, hacía mucho que no venía alguno por aquí.

-Bueno, quizás ninguno honrado como yo ¿No ha notado que le falte nada en el almacén?

-Sé lo que quiere decir; estoy al tanto de que el mar ha acumulado tantos desechos de productos de limpieza, entre los que, nótese, el 85 por ciento son blanqueantes, que los pescadores están sufriendo una irremediable transparentación de sus cuerpos. Primero se les borraron las manos, después los brazos, el fenómeno se extendió a l pecho, la cabeza…

-Que me va usted a contar, si yo mismo lo he vivido –lo cortó el pescadero mostrando inútilmente sus manos.

-El caso es que –continúo Julián con fuerza- deprimidos por su pésimo estado se convirtieron en clientes asiduos de los casinos, pero entonces se endeudaron y muchos, descubriendo las ventajas de pasar desapercibidos, se han dado al robo ¿No es cierto? – el pescadero asintió- Por supuesto, nunca me equivoco, mis fuentes son las mejores.

-Supongo. Yo mismo vengo del casino del zoo, he pasado toda la noche con los compañeros, debo de tener un aspecto horrible.

-No se preocupe que no se nota.

-El caso es que no juego, hablo, y hablando he tenido una idea brillante. Cuando empezó la crisis de la invisibilidad, la mayoría de los peces que pescábamos no se veían, así que nos dedicamos a….

-Colorearlos antes de venderlos con pintura inherente resistente a los limpiadores suministrado por la aliance company…

-¡Oiga que es mi historia! Los pintamos para que los clientes los vean y efectivamente funciona. A raíz de ello he pensado que podemos usar esa misma pintura para colorearnos nosotros mismos. He desarrollado una gran habilidad en el coloreo con peces. Puedo experimentar primero con carne de mamíferos y si funciona probar conmigo mismo.

-Si, es una buena idea para salir de la crisis. Le incubaré un trozo de elefante, retiene bien los colorantes.

Las cinco vocales

LAS CINCO VOCALES

Una famosa escritora española dijo en una entrevista, que "murciélago " era la única palabra en el idioma español-castellano que contenía las 5 vocales.

Un lector, José Fernando Blanco Sánchez, envió la siguiente carta al periódico ABC, para ampliar su conocimiento.

Carta al director del diario ABC

Acabo de ver en la televisión estatal a L. E. diciendo que,"murciélago " es la única palabra en nuestro idioma que tiene las cinco vocales.

Mi estimada señora, piense un poco y controle su "euforia ". Un " arquitecto " "escuálido ", llamado "Aurelio " o " Eulalio ", dice que lo más "auténtico " es tener un " abuelito " que lleve un traje "reticulado " y siga el " arquetipo " de aquel viejo " reumático " y "repudiado ", que " consiguiera " en su tiempo, ser " esquilado " por un " comunicante", que cometió " adulterio " con una " encubridora " cerca del " estanquillo ", sin usar " estimulador".

Señora escritora, si el "peliagudo " "enunciado " de la "ecuación " la deja " irresoluta", olvide su "menstruación " y piense de modo "jerárquico ".
No se atragante con esta "perturbación ", que no va con su " milonguera " y "meticulosa " "educación ".

viernes, 19 de marzo de 2010

Stones and fountains


I wanna look trough you,

walk into the stormy clouds of your mind,

lick the questions of whether you love me or not.

I wanna grow down the trees of wisdom,

the revolving wisdom of your smile.


I wanna seek runnin’ dogs all over nobody’s land.


I wanna lit the room of yours with a candle made from ice

unveiling the blue shape of some damn past green days.


I need to count the details of your hair to become human,

and so, stop acting my role of time prayer.


Come to me, my little

talk your language from the fourth moon

show anything I could possibly crave

and make me crave your hills and mountains

Your stones and fountains.

lunes, 8 de marzo de 2010

Lo inmejorable para un comienzo

Poema XX


Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y
tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La bese tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Como no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, mas inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no esta conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no esta conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos arboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.


Pablo Neruda (20 poemas de amor y una canción desesperada)