A primera hora de la mañana Julián comenzó a montar la Jaima, cuidadosamente clavó los palos al suelo, a continuación extendió la tela reflectante por encima y finalmente se dispuso a organizar el mostrador. Para cuando hubo terminado el sol ya brillaba en el cielo y los primeros clientes empezaban a asomar las narices por la puerta. Una señora emperifollada se acercó cuando su nariz recibió el permiso para entrar y muy oronda comenzó su declamación:
-Quiero un kilo de pollo y medio de ternera. También necesito una pieza de jirafa, Ah ¿y que tal está el león de este zoo?
-De primera calidad, señora, puedo asegurárselo.
-Ya, ya. Eso mismo me dijo el carnicero de al lado y me dio carne caducada.- masculló con desconfianza.
-Pero nosotros seguimos el sistema de incubación que le asegura el 100 por cien de frescura, recién salido del huevo vamos. Puede comprobarlo usted misma puesto que incubo los pedidos yo mismo y frente a la clientela, que vean que soy de fiar. Además, con el dispositivo de calentamiento cíclico lo tendrá todo en cinco minutos.
-Bueno, pero rápido, que no tengo todo el día.
Así pues Julián conectó el dispositivo a la circunferencia aposentada en el suelo, en cuyo interior depositó los huevos con las carnes solicitadas, y se sentó cómodamente sobre ella. Cacareó un par de veces para estimular el proceso y tal como había afirmado, en cinco minutos estuvo listo. La recelosa señora tomó las compras y se fue, al parecer medianamente convencida.
El atrapanarices de la puerta volvió a abrirse y nada cruzó la puerta. Julián miró y esperó sonriente tras el mostrador.
-Buenos días- dijo una voz etérea.
-Vaya, un pescadero, hacía mucho que no venía alguno por aquí.
-Bueno, quizás ninguno honrado como yo ¿No ha notado que le falte nada en el almacén?
-Sé lo que quiere decir; estoy al tanto de que el mar ha acumulado tantos desechos de productos de limpieza, entre los que, nótese, el 85 por ciento son blanqueantes, que los pescadores están sufriendo una irremediable transparentación de sus cuerpos. Primero se les borraron las manos, después los brazos, el fenómeno se extendió a l pecho, la cabeza…
-Que me va usted a contar, si yo mismo lo he vivido –lo cortó el pescadero mostrando inútilmente sus manos.
-El caso es que –continúo Julián con fuerza- deprimidos por su pésimo estado se convirtieron en clientes asiduos de los casinos, pero entonces se endeudaron y muchos, descubriendo las ventajas de pasar desapercibidos, se han dado al robo ¿No es cierto? – el pescadero asintió- Por supuesto, nunca me equivoco, mis fuentes son las mejores.
-Supongo. Yo mismo vengo del casino del zoo, he pasado toda la noche con los compañeros, debo de tener un aspecto horrible.
-No se preocupe que no se nota.
-El caso es que no juego, hablo, y hablando he tenido una idea brillante. Cuando empezó la crisis de la invisibilidad, la mayoría de los peces que pescábamos no se veían, así que nos dedicamos a….
-Colorearlos antes de venderlos con pintura inherente resistente a los limpiadores suministrado por la aliance company…
-¡Oiga que es mi historia! Los pintamos para que los clientes los vean y efectivamente funciona. A raíz de ello he pensado que podemos usar esa misma pintura para colorearnos nosotros mismos. He desarrollado una gran habilidad en el coloreo con peces. Puedo experimentar primero con carne de mamíferos y si funciona probar conmigo mismo.
-Si, es una buena idea para salir de la crisis. Le incubaré un trozo de elefante, retiene bien los colorantes.
sábado, 20 de marzo de 2010
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Uououo esto es lo que hicisteis el pasado jueves??? q wapooo, yo la verdad como ese dia no tenia nada de clase y por la tarde tenia que hacer mi speech en la escuela oficial de idiomas estuve toda la mañana terminandolo..: ( asi q no fuiiii, xo este miercoles prometo mas o menos aparecer!
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