"Otro relámpago atravesó el cielo
como la memoria, como la revelación. Justo
cuando se encontraba en ese punto de desesperación,
asomó un pez en la superficie oscura
del agua de debajo del malecón y luego se hundió
y luego volvió a aparecer súbitamente.
¡El pintor difícilmente podía dar crédito
a sus ojos y sus oídos! Aquello era
una señal –la fe no intervenía
en ello. La boca del pintor
estaba abierta. Para cuando volvió a casa
dejó de fumar y prometió
que nunca volvería a hablar por teléfono.
Se puso su guardapolvos y cogió
sus pinceles. Estaba listo para
volver a empezar, pero no sabía si en un lienzo
podría entrar todo aquello. No
importaba. Continuaría
en otro lienzo si era necesario.
Sería todo o nada. Relámpagos, agua,
pez, pitillos, cartas, maquinaria,
el corazón humano, aquel viejo puerto.
Incluso los labios de la mujer pegados
al auricular, incluso eso.
El pliegue de su labio."
Raymond Carver
martes, 18 de mayo de 2010
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