Para gustos...

  • "Si me necesitas, llamame". Raymond Carver
  • "El ojo". Vladimir Nabokov
  • "Tokio blues". Haruki Murakami
  • "La conjura de los necios". John Kennedy Toole
  • "In the mood for love". Wong Kar Wai (pelicula)
  • "La espuma de los días." Boris Vian

Información y contacto

Reuniones: miércoles o los jueves de 14:30 a 15:30 en la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid. Aula 3204-B.



Para contactar manda un correo a carol_14__@hotmail.com , os contestará Carla, que es un poco arisca. No es por meterme con ella, simplemente es una palabra sonora, por tema de publicidad litetaria...


lunes, 20 de diciembre de 2010

Hola Bioliteratos: aunque ya no sea asidua de vuestras reuniones (mu a versar mío)Aquí os pongo unos poemillas a los que últimamente me he estado dedicando. Espero comentarios :DDDDDD

Abracé el tronco del árbol,

lo dejé casi sin hojas,

estrujé sus raíces

y lo regué con mi ropa.


Subí trepando sus ramas,

hasta alcanzar la mañana,

me tiré desde lo alto

para caer de su copa.


Y cuando ya el arbolito,

mi peso no soportaba,

yo acostado en su sombra

le recordé las mañanas.



Oído el gemir intenso
aullado por los lobeznos
casi nada vale el resto
que hablarle de consuelo.

Decir podría muchas cosas,
a cada cual menos sabia,
hablarte desde la dicha
o más bien desde las sombras.

PEro las palabras ausentes
pelean por salir del pecho,
se clavan como puñales
y luchan por sus derechos.

Y ya nada se acumula,
la lengua se contorsiona
y una ladera blanca emula
la risa que te mejora.


LA luna gris de tus ojos
quiere el deseo por dentro.
Mirarlo más no llorosos
pues el llanto no hace quiebro
en el objeto deseo.

Mares de tu garganta
seca, fría y tenebrosa
ronca de tanto que emana
rota por tanto que brota
sin salir de ella nada.

La pena que a ti te embarga
lánzala por la barrera
del estuario que amarga
las canciones que eran bellas
¡llévatela marea!

sábado, 20 de noviembre de 2010

Binomio fantástico de paja y esponja

Y aquí va el otro, se trata de lo que escribí por el juego del binomio fantástico. En mi caso las palabras fueron esponja y paja.

¡Porquería! Como de costumbre la abuela empezó a quejarse otra vez. El día anterior había sido por el precio de la comida, esta mañana por los ladridos del perro del vecino y ahora por las esponjas que trajimos de la feria. “Abrase visto; ¡esponjas de paja! ¿Y eso para qué sirve, dime? Son unas nuevas esponjas de ducha desechables que han sacado para cuando vas de viaje por ejemplo o sencillamente para el uso diario, respondí. ¡Menuda tontería! No es tanta tontería abuela, intentó convencerla Alberto, si lo piensas son más higiénicas que las sintéticas ya que solo las usas una vez y son cien por cien biodegradables. ¿Así que de verdad se creen que sirven? Nos miró la abuela con los ojos como platos. ¡Dios mío! No habían tirado tanto el dinero desde que comprasen aquél espejo de latón ¡Y de eso hace apenas una semana!

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Ese año el invierno era durísimo y el lago se había convertido en un cántabro de hielo. La esponja no sabia que hacer, apenas con un cubito de agua vagaba de un lado para otro buscando algún refugio contra el frío. Por fin encontró aquel cobertizo abandonado y colocando su cubito en un sitio bien vigilado se acurrucó entre la paja, donde se quedó profundamente dormida.

La misión

Bueno, pues aquí van mis deberes de las últimas reuniones, el primero que dejo es el del final común, a partir del juego de partir de un final configurado para escribir una historia, (es bastante extenso asi que me alegraría que encontraseis fallos ya que significará habeis tenido el valor de leerlo). Ala, artaos!

La misión

Tomaos las manos hermanos, en este lugar alejado de las diabólicas garras de la civilización. Sentid como el aire puro de las montañas penetra por cada uno de nuestros poros purificando nuestro cuerpo y como los dulces sonidos de la fauna en libertad purifica nuestra alma.

Repetid conmigo- Exclamó ceremonioso el maestro alzándose en mitad del círculo. Se colocó la capa suavemente y enseñando las palmas de sus manos comenzó EL JURAMENTO:

Homo sapiens arrogante y despiadado,

Déspota de la naturaleza,

Asesino de inocentes criaturas,

Usurpador de los territorios ajenos,

En esta noche, nosotros los concienciados,

renegamos de tu sangre

que tanta otra ha derramado en este mundo,

Rechazamos tu ladrillo destructor de las canteras,

El metal arrancado de las entrañas de la madre tierra,

De los cables que matan a las sagradas aves,

De la carne de los iguales compañeros animales,

Y vistiendo estrictamente con sintético, juramos:

Defender con nuestras vidas a todo ser vivo amenazado o susceptible de serlo por los demás malvados ejemplares de nuestra especie.

Auuuhhhhhhhhhhhhhhh

Cerró la oración el maestro con el grito común tras el que los concurrentes irrumpieron en abrazos efusivos para dar la reunión por empezada.

Carla observaba con los ojos muy abiertos hacia todas partes. ¡Cuanto había esperado ese momento! 18 largos años, ¡Toda su vida! El último mes estuvo revisando el calendario cada noche, cuando su hermano volvía de las reuniones de los concienciados y le contaba emocionado el resumen de la jornada. Y ahora, por fin había llegado la fecha señalada y allí estaba, iniciándose como nueva socia de LOS CONCIENCIADOS.

- ¿Qué tenemos hoy Fran?- Irrumpió una voz en medio del vocerío provocando el silencio.

Un joven corpulento se aposentó en el centro del círculo con movimientos atléticos y una carpeta en la mano. Carraspeó un par de veces y extrajo unos cuantos folios de la carpeta observando con los ojos entrecerrados al público circundante.

Todos esperaban expectantes, sin movimiento alguno. El portavoz se había alzado y cuando el portavoz se alzaba algo de vital importancia había ocurrido u ocurría o estaba a punto de ocurrir.

- Hermanos- aspiró profundamente- van a traer un ornitorrinco al Zoo.

¡Dios mio! Una ola de indignación y horror inundó la estancia.

- No hace falta que os hable del valor intrínseco de esta especie- continuó el portavoz-Uno de los pocos supervivientes de los monotremas, pico de pato, cola de castor, patas de nutria- enumeró aproximándose en aspavientos hacia los asistentes- Una auténtica joya Australiana… en peligro de extinción.

Una concatenación de inspiraciones ahogadas inundó la sala, algunos se tomaron las manos, otros se las llevaron a la cabeza y hubo quien bajó esta última en extrema desolación.

- Tenemos que actuar Fran- respondió Carla, levantándose de un salto.

Sus ojos brillaban de admiración y una especie de cosquilleo energético le recorrió el cuerpo que se movía inconteniblemente de un lado para otro.

- Tenemos y vamos a actuar- afirmó Fran girando la cabeza hacia todos ante las ovaciones de la audiencia.- El ornitorrinco lo traen de Australia la semana próxima, según ha confirmado nuestro contacto de importaciones, al parecer procedente de una reserva próxima a la que trabaja. Está previsto que llegue al zoológico el martes, a las 12 del mediodía. Por supuesto que irá un comité a recibirlo; el presidente, el director del zoológico, algunos catedráticos de la Universidad y las cámaras por todas partes.

Tendremos que esperar hasta la media noche para actuar.

Este es el plan- dijo sacando nuevos folios de la carpeta y desplegándolos sobre el centro del círculo al que se aproximaron los demás.

Víctor va hacia la media noche. Se encuentra con el guardia. Le cuenta una trola de que tiene que inspeccionar al nuevo ejemplar como marca el reglamento que se debe hacer con los nuevos ejemplares cada 12 horas. Accede a las instalaciones con sus claves. El guardia se va a hacer la ronda. Víctor abre una de las puertas traseras. Truca el sistema de seguridad tal que parezca que fue un descuido de alguien. Entramos encapuchados y vamos hacia la celda del ornitorrinco, allí estará Víctor, lo golpeamos, lo atamos y amordazamos tal que parezca un robo, cogemos al ejemplar, nos hacemos con las cintas de la cámara y salimos por patas. Para cuando el guardia lo descubra estaremos muy lejos.

¿Que os parece?

Todos aplaudieron mostrando su aprobación.

Ahora necesitamos a los participantes- concluyó el portavoz.

Carla no dudó ni un instante en levantar la mano ante la mirada preocupada de su hermano.

-Tu no puedes venir- replicó enseguida el portavoz- la operación es arriesgada y apenas tienes 18 años. Además, no has hecho más que empezar.

-Quiero ir- se quejó ella. Sé que puedo hacerlo. Soy campeona estatal de 100 metros lisos, soy pequeña y ágil y además ¿Qué mejor forma de inaugurarme?

-No, no y no- insistió el hermano.

- Conozco el zoo de cabo a rabo- replicó ella- ya sabes todo el tiempo que pasé para el cursillo de concienciación antes de entrar en la sociedad. Soy el miembro más reciente y por eso mismo el maestro y yo somos los que mejor recordamos el espacio- concluyó lanzando una mirada suplicante al maestro que yacía pensativo en el fondo de la cabaña.

Fran también miró al maestro sin saber como contraatacar.

Irá- contestó el maestro tras un silencio tenso y Carla sonrió como no lo había hecho nunca en su vida.

Las alarmas estallaron súbitamente en un concierto aterrador. Aquello no estaba planeado, algo estaba mal trucado en el sistema de seguridad. Los hermanos y otros dos acompañantes se lanzaron corriendo con el ornitorrinco envuelto en una manta y apenas alcanzaron la puerta cuando llegó el guardia y uno de los activistas lo lanzó de un empujón.

- Las alarmas están conectadas a la estación de seguridad, no tardará en venir la policía- informaba Fran entre jadeos en la carrera hacia la puerta principal. Y efectivamente, apenas unos minutos después se escucharon las sirenas acercándose.

- Tenemos que despistarlos- dijo cuando llegaron a la puerta. Y apenas en unos segundos sacó una nueva manta de la mochilla, la enrrolló en un bulto y dispuso:

- Primero nos las arreglaremos para escalar la puerta, después Marta, Antonio y yo correremos hacia el oeste. Puesto que somos más y haremos todo el ruido posible confío en que nos seguirán a nosotros. Carla, tu irás en la dirección opuesta con el ornitorrinco, atraviesa el parque y encárgate de esconderte- le dijo al tiempo que sacaba una bolsa de la mochila y se la lanzaba. Ahí tienes un tuper con comida para ti y otro para el ornitorrinco. Llama al maestro al móvil y explícale la situación, vendrá con el coche a recogerte y sabrá que hacer con el animal.

¡Vamos!

Carla atravesó el parque cual perseguida por un demonio con el tesoro entre los brazos. Algo había vuelto a fallar y una horda de policías se habían lanzado en su búsqueda con los perros. Apenas a unos pasos consiguió desviarse a la derecha, hacia un rincón oscuro a orillas del río. Necesitaba parar, llevaba más de media hora corriendo a toda velocidad y el ornitorrinco pesaba demasiado. ¿Qué podía hacer? Estaba rodeada, los policías habían acordonado toda la zona, tarde o temprano la cogerían y si se le ocurría llamar entonces si que la localizarían en el momento. Observó al ornitorrinco revolverse entre las mantas mientras tomaba aire. Sacó el tuper y lo alimentó“¿Y contigo? ¿Qué pasará contigo?” Los perros se escuchaban cada vez más cerca. “Ellos no pueden cogerte”, le dijo Carla abrazandolo fuertemente, “esos malditos contrabandistas se creen que por poner un bonito sello en un papel convierten la compra-venta de animales exóticos en algo legal. Prostitución, eso es lo que hacen los hijos de putas, protituyen a las otras especies. No dejaré que te cojan pequeñajo, no pienso fallarle a la sociedad”.

Y dicho lo cual dejó rápidamente el taper en el suelo, tomó al ornitorrinco, se aproximó a la orilla y lo dejo caer desde las mantas sobre el agua. Sonó un “ploff” y desapareció. Carla se sentó tomando el tuper entre las manos y permaneció inmóvil. “¿Sobreviviría?” El pH, la temperatura, los nutrientes del medio, los demás pobladores, ¿Sería capaz de acostumbrarse aquella criatura a un clima tan hostil? A eso obligaban a las demás especies los asquerosos humanos, a vivir una vida distinta a la suya natural, bien en zoológicos, o en granjas, o en laboratorios. Y a los que no mataban directamente los mataban indirectamente. Los humanos deberían morir, deben morir” se repetía la joven para sí apretando los puños, con la boca torcida y los ojos desorbitados, al tiempo que las pisadas y los ladridos alcanzaban su escondite.

sábado, 16 de octubre de 2010

Juego poemas

Este juego consiste en aprender como se ha de leer poesía dándose cuenta de la diferencia entre la lectura del poema escrito en su formato original y pasado a verso. Pruébalo (aunque es mejor cuando lo haces con más personas y son ellos los que opinan sobre tu lectura), yo pongo aquí el poema que me llevé a la reunión, escrito en verso y después en prosa:

Ciudades como cuerpos

Nunca de una ciudad afirmes
ya toda la conozco,
cada secreto lugar he descifrado

Toda ciudad son capas superpuestas
de una ciudad distinta, misteriosa,
como noches en fila, haciendo cola,
mezclándose en las hondas oficinas
de la memoria y la piel,
como cuerpos ajenos y palabras

de los que nunca debes afirmar
ya todos los conozco,
cada secreto lugar he descifrado.

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Nunca de una ciudad afirmes, ya toda la conozco, cada secreto lugar he descifrado. Toda ciudad son capas superpuestas de una ciudad distinta, misteriosa, como noches en fila, haciendo cola, mezclándose en las hondas oficinas de la memoria y la piel, como cuerpos ajenos y palabras de los que nunca debes afirmar ya todos los conozco, cada secreto lugar he descifrado.
Y finalmente este que es sólo de Felipe y se merece una publicación sola (jeje):

Aquella noche te dije; te quiero..

Te lo dije bajito, y al oido,

por miedo a que las palabras se esfumasen.


Te lo dije en penumbra

para que fuese un sueño.

¿Quién te dijo que te quería?

Solo fue una voz entre sueños...


Quisiera volver a soñar contigo..

ojalá me soñases tú a mí..

¿Soñaremos lo dos alguna vez el mismo sueño?

¡Que más dará todo esto!

Si este momento solo lo soñé yo.


¿Cuando dejé de estar despierto

para empezar a soñar?

Felipe

Bitácora de poemas (II)

Siguiendo con los poemas de Felipe (lo divido en dos partes para hacer más apetecible la lectura (el mismo truco que dividir en capítulo las novelas :-))):

Yo No soy yo.

Soy este

que va a mi lado son yo verlo;

que, a veces, voy a ver,

y que, a veces, olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo,

el que perdona, dulce, cuando odio.

el que pasea por donde no estoy,

el que quedará en pie cuando yo muera.


J.R. Jiménez, Eternidades.

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NADA


A TU ABANDONO opongo la elevada

torre de mi divino pensamiento;

subido a ella, el corazón sangriento

verá la mar, por el empurpurada.


Fabricaré en mi sombra la alborada,

mi lira guardaré del vano viento,

buscaré en mis entrañas mi sustento...

Mas ¡ay!, ¿y si esta paz no fuera nada?


¡Nada, sí, nada, nada!...-O que cayera

mi corazón al agua, y de este modo

fuese el mundo un castillo hueco y frío...-


Que tú eres tú, la humana primavera,

la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!

... ¡y soy yo sólo el pensamiento mío!


J.R. Jiménez, Sonetos Espirituales.

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Me respondió en lo que no dijo,

a lo que, sin decirlo, dije,

afirmando en un no lo no pedido

por mi pregunata falsa.


¡Sentí que lo más puro

se me cuajaba en su alegría,

cual si esa rosa que el rocío yerto

hace en la rosa suave,

la suplanta para siempre!


J.R.J. Eternidades.

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Antemí estás, sí.

Mas me olvido de ti,

pensando en ti.

J.R.J.

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A veces, me acomete

un momentáneo horror.


Grito desesperado

a lo invisible: ¡No!

¡No!


...Si yo hubiera sido

un hombre -¡No! sin corazón...


J.R.J.

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Este donquijotesco
don Miguel de Unamuno, fuerte vasco,
lleva el arnés grotesco
y el irrisorio casco
del buen manchego. Don Miguel camina,
jinete de quimérica montura,
metiendo espuela de oro a su locura,
sin miedo de la lengua que malsina.

A un pueblo de arrieros,
lechuzos y tahúres y logreros
dicta lecciones de Caballería.
Y el alma desalmada de su raza,
que bajo el golpe de su férrea maza
aún durme, puede que despierte un día.

Quiere enseñar el ceño de la duda,
antes de que cabalgue, el caballero;
cual nuevo Hamlet, a mirar desnuda
cerca del corazón la hoja de acero.

Tiene el aliento de una estirpe fuerte
que soñó más allá de sus hogares,
y que el oro buscó tras de los mares.
Él señala la gloria tras la muerte.
Quiere ser fundador, y dice: Creo;
Dios y adelante el ánima española...
Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo.


Antonio Machado

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Miedo. De ti. Quererte
es el más alto riesgo.
Múltiples, tú y tu vida.
Te tengo, a la de hoy
ya la conozco, entro
por laberintos, fáciles
gracias a ti, a tu mano.
Y míos, ahora, sí.
Pero tú eres
tu propio más allá,
como la luz y el mundo:
días, noches, estíos,
inviernos sucediéndose.
Fatalmente, te mudas
sin dejar de ser tú,
en tu propia mudanza,
con la fidelidad
constante del cambiar.

Di: ¿podré yo vivir
en esos otros climas,
o futuros, o luces
que estás elaborando,
como su zumo el fruto,
para mañana tuyo?
¿O seré sólo algo
que nació para un día
tuyo (mi día eterno),
para una primavera
(en mí florida siempre),
sin poder vivir ya
cuando lleguen
sucesivas en ti,
inevitablemente,
las fuerzas y los vientos
nuevos, las otras lumbres,
que esperan ya el momento
de ser, en ti, tu vida?

Pedro Salinas, La Voz a ti debida.

Bitacora de poemas (I)

Dejo aquí un misceláneo de poemas que me pasó Felipe a raíz del juego de esta última sesión, para que los disfruteis y si os emociona alguno lo prepareis para la próxima reunión:

CREDO POÉTICO


Piensa el sentimiento, siente el pensamiento;

que tus cantos tengan nidos en la tierra,

y que cuando en vuelo a los cielos suban

tras las nubes no se pierdan.


Peso necesitan, en las alas peso,

la columna de humo se disipa entera,

algo que no es música es poesía,

la pesada sólo queda.


Lo pesado es, no lo dudes, lo sentido.

¿Sentimiento puro? Quien en ello crea,

de la fuente del sentir nunca ha llegado

a la vida y honda vena.


No te cuides en exceso del ropaje,

de escultor, no de sastre es tu tarea,

no te olvides de que nunca más hermosa

que desnuca está la idea.


No el que un alma encarna en carne, ten presente,

no el que forma da a la idea es el poeta

sino que es el que alma encuentra tras la carne,

tras la forma encuentra la idea.


De las fórmulas la broza es lo que hace

que nos vele la verdad, torpe, la ciencia;

la desnuda con tus manos y tus ojos

gozarán de su belleza.


Buscas líneas de desnudo, que aunque trates

de envolvernos en lo vago de la niebla,

aún la niebla tiene líneas y se esculpe;

ten, pues, ojo, no las pierdas.


Que tus cantos sean cantos esculpidos,

anclan en tierra mientras tanto que se elevan,

el lenguaje es ante todo pensamiento,

y es pensada su belleza.


Sujetemos en verdades del espíritu

las entrañas de las formas pasajeras,

que la Idea reine en todo soberana;

esculpamos, pues, la niebla.

Miguel de Unamuno, Poesías (1907)


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Escrito en el cuarto en que viví

mi mocedad


Vuelen a mí mis noches,

noches vacías,

rumores de la calle,

rodar de coches,

conversaciones rotas

y desgranadas notas

de un pobre piano,

viejo y lejano.

Hundióse así el tesoro de mis noches,

en esta misma alcoba,

aquí dormí, soñé, fingí esperanzas

y a recordarlas me revuelco en vano...

no logro asir aquel que fuí, soy otro...

Pienso, sí que era yo, mas no lo siento,

es sólo pensamiento.

No es nada. La realidad presente me las roba.

Los días que se fueron, ¿dónde han ido?

De aquel que fuí, ¿qué ha sido?

Muriendo sumergióse aquel que fuera...

Hijos de tantos días que en el fondo

de la oscura cantera

de mi conciencia yacen.

Y allí dentro, ¿qué hacen?

El alma es cementerio

y en ella yacen los que fuimos, solos.

Los días se devoran...

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Cierro los ojos:

a ver, mi fiel memoria, ¿acaso no te acuerdas?

Era un muchacho pálido,

triste, con la tristeza del que sueña

días de gloria...

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¡Oh si hubiera llegado a conocerme!

¡Oh si aquel que yo fui ahora me viera!...

¡Y si le viera yo, si en un abrazo

se hiciese vivo el lazo

que ata el pasado al porvenir orcuro!

Se me ha muerto el que fuí; no, no he vivido.

Allá entre nieblas,

del lejano pasado en las tinieblas,

miro como se mira a los extraños

al que fuí yo a los veinticinco años.

Cada hijo de mis días que pasaron

devoró al de la víspera;

de la muerte del hoy surge el mañana,

¡oh, mis yos, que finaron!

Y mi último yo, el de la muerte,

¿morirá solo?

¡Oh tremendo misterio de la muerte!

Todos esos que he sido,

¿no acudirán en torno de mi lecho

para aliviarme el pecho

de la terrible soledad postrera?

Cuando al fin muera,

¿no vendréis, oh mis almas juveniles,

ángeles de los días de mi infancia

y de aquella mi verde primavera,

con la auroral fragancia

consolaréis el tránsito tremendo?

¡Cuantos he sido!

Y habiendo sido tantos,

¿acabare por fin en ser ninguno?

De este pobre Unamuno,

¿quedará sólo el nombre?

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Se pierden ya las notas

desgranadas y rotas

del pobre piano,

viejo y lejano,

y en el ambiente espiritual perdura

flotante melodía

tocada de amargura.

¡Oh, música del alma,

celeste sinfonía

de lo que fué, lo que es, lo que será, misterio

torturador, eterno!

¡Oh silencio infinito!

¿No se quebranta tu impasible seno

con nuestro grito?

¿Dónde estás, alma mía!...


Miguel de Unamuno, Rimas de Dentro (1923)

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¿Tu verdad? No, la verdad,

y ven conmigo a buscarla.

La tuya, guárdatela.

Antonio Machado


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Tú me mirás llorando

-será el tiempo de las flores-,

tú me miras llorando,

y yo te diré: No llores.


Mi corazón, lentamente,

se irá durmiendo... Tu mano

acariciará la frente

sudorosa de tu hermano...


Tú me mirarás llorando,

yo sólo tendré una pena:

tú me miraras llorando,

tú hermana, que eres tan buena.


Y tú me dirás: ¿qué tienes?

y yo miraré hacia el suelo,

y tú me dirás ¿que tienes?

y yo miraré hacia el cielo.


Y yo me sonreiré,

y tú estarás asustada,

y yo me sonreiré

para decirte: No es nada.


J.R. Jiménez, Jardines Lejanos.