lunes, 20 de diciembre de 2010
Abracé el tronco del árbol,
lo dejé casi sin hojas,
estrujé sus raíces
y lo regué con mi ropa.
Subí trepando sus ramas,
hasta alcanzar la mañana,
me tiré desde lo alto
para caer de su copa.
Y cuando ya el arbolito,
mi peso no soportaba,
yo acostado en su sombra
le recordé las mañanas.
Oído el gemir intenso
aullado por los lobeznos
casi nada vale el resto
que hablarle de consuelo.
Decir podría muchas cosas,
a cada cual menos sabia,
hablarte desde la dicha
o más bien desde las sombras.
PEro las palabras ausentes
pelean por salir del pecho,
se clavan como puñales
y luchan por sus derechos.
Y ya nada se acumula,
la lengua se contorsiona
y una ladera blanca emula
la risa que te mejora.
LA luna gris de tus ojos
quiere el deseo por dentro.
Mirarlo más no llorosos
pues el llanto no hace quiebro
en el objeto deseo.
Mares de tu garganta
seca, fría y tenebrosa
ronca de tanto que emana
rota por tanto que brota
sin salir de ella nada.
La pena que a ti te embarga
lánzala por la barrera
del estuario que amarga
las canciones que eran bellas
¡llévatela marea!
sábado, 16 de octubre de 2010
Juego poemas
Nunca de una ciudad afirmes
ya toda la conozco,
cada secreto lugar he descifrado
Toda ciudad son capas superpuestas
de una ciudad distinta, misteriosa,
como noches en fila, haciendo cola,
mezclándose en las hondas oficinas
de la memoria y la piel,
como cuerpos ajenos y palabras
de los que nunca debes afirmar
ya todos los conozco,
cada secreto lugar he descifrado.
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Nunca de una ciudad afirmes, ya toda la conozco, cada secreto lugar he descifrado. Toda ciudad son capas superpuestas de una ciudad distinta, misteriosa, como noches en fila, haciendo cola, mezclándose en las hondas oficinas de la memoria y la piel, como cuerpos ajenos y palabras de los que nunca debes afirmar ya todos los conozco, cada secreto lugar he descifrado.
Aquella noche te dije; te quiero..
Te lo dije bajito, y al oido,
por miedo a que las palabras se esfumasen.
Te lo dije en penumbra
para que fuese un sueño.
¿Quién te dijo que te quería?
Solo fue una voz entre sueños...
Quisiera volver a soñar contigo..
ojalá me soñases tú a mí..
¿Soñaremos lo dos alguna vez el mismo sueño?
¡Que más dará todo esto!
Si este momento solo lo soñé yo.
¿Cuando dejé de estar despierto
para empezar a soñar?
Felipe
Bitácora de poemas (II)
Yo No soy yo.
Soy este
que va a mi lado son yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio.
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
J.R. Jiménez, Eternidades.
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NADA A TU ABANDONO opongo la elevada torre de mi divino pensamiento; subido a ella, el corazón sangriento verá la mar, por el empurpurada. Fabricaré en mi sombra la alborada, mi lira guardaré del vano viento, buscaré en mis entrañas mi sustento... Mas ¡ay!, ¿y si esta paz no fuera nada? ¡Nada, sí, nada, nada!...-O que cayera mi corazón al agua, y de este modo fuese el mundo un castillo hueco y frío...- Que tú eres tú, la humana primavera, la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo! ... ¡y soy yo sólo el pensamiento mío! J.R. Jiménez, Sonetos Espirituales. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Me respondió en lo que no dijo, a lo que, sin decirlo, dije, afirmando en un no lo no pedido por mi pregunata falsa. ¡Sentí que lo más puro se me cuajaba en su alegría, cual si esa rosa que el rocío yerto hace en la rosa suave, la suplanta para siempre! J.R.J. Eternidades. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Antemí estás, sí. Mas me olvido de ti, pensando en ti. J.R.J. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------- A veces, me acomete un momentáneo horror. Grito desesperado a lo invisible: ¡No! ¡No! ...Si yo hubiera sido un hombre -¡No! sin corazón... J.R.J. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Este donquijotesco Antonio Machado ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Miedo. De ti. Quererte Pedro Salinas, La Voz a ti debida.
don Miguel de Unamuno, fuerte vasco,
lleva el arnés grotesco
y el irrisorio casco
del buen manchego. Don Miguel camina,
jinete de quimérica montura,
metiendo espuela de oro a su locura,
sin miedo de la lengua que malsina.
A un pueblo de arrieros,
lechuzos y tahúres y logreros
dicta lecciones de Caballería.
Y el alma desalmada de su raza,
que bajo el golpe de su férrea maza
aún durme, puede que despierte un día.
Quiere enseñar el ceño de la duda,
antes de que cabalgue, el caballero;
cual nuevo Hamlet, a mirar desnuda
cerca del corazón la hoja de acero.
Tiene el aliento de una estirpe fuerte
que soñó más allá de sus hogares,
y que el oro buscó tras de los mares.
Él señala la gloria tras la muerte.
Quiere ser fundador, y dice: Creo;
Dios y adelante el ánima española...
Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo.
es el más alto riesgo.
Múltiples, tú y tu vida.
Te tengo, a la de hoy
ya la conozco, entro
por laberintos, fáciles
gracias a ti, a tu mano.
Y míos, ahora, sí.
Pero tú eres
tu propio más allá,
como la luz y el mundo:
días, noches, estíos,
inviernos sucediéndose.
Fatalmente, te mudas
sin dejar de ser tú,
en tu propia mudanza,
con la fidelidad
constante del cambiar.
Di: ¿podré yo vivir
en esos otros climas,
o futuros, o luces
que estás elaborando,
como su zumo el fruto,
para mañana tuyo?
¿O seré sólo algo
que nació para un día
tuyo (mi día eterno),
para una primavera
(en mí florida siempre),
sin poder vivir ya
cuando lleguen
sucesivas en ti,
inevitablemente,
las fuerzas y los vientos
nuevos, las otras lumbres,
que esperan ya el momento
de ser, en ti, tu vida?
Bitacora de poemas (I)
CREDO POÉTICO
Piensa el sentimiento, siente el pensamiento;
que tus cantos tengan nidos en la tierra,
y que cuando en vuelo a los cielos suban
tras las nubes no se pierdan.
Peso necesitan, en las alas peso,
la columna de humo se disipa entera,
algo que no es música es poesía,
la pesada sólo queda.
Lo pesado es, no lo dudes, lo sentido.
¿Sentimiento puro? Quien en ello crea,
de la fuente del sentir nunca ha llegado
a la vida y honda vena.
No te cuides en exceso del ropaje,
de escultor, no de sastre es tu tarea,
no te olvides de que nunca más hermosa
que desnuca está la idea.
No el que un alma encarna en carne, ten presente,
no el que forma da a la idea es el poeta
sino que es el que alma encuentra tras la carne,
tras la forma encuentra la idea.
De las fórmulas la broza es lo que hace
que nos vele la verdad, torpe, la ciencia;
la desnuda con tus manos y tus ojos
gozarán de su belleza.
Buscas líneas de desnudo, que aunque trates
de envolvernos en lo vago de la niebla,
aún la niebla tiene líneas y se esculpe;
ten, pues, ojo, no las pierdas.
Que tus cantos sean cantos esculpidos,
anclan en tierra mientras tanto que se elevan,
el lenguaje es ante todo pensamiento,
y es pensada su belleza.
Sujetemos en verdades del espíritu
las entrañas de las formas pasajeras,
que la Idea reine en todo soberana;
esculpamos, pues, la niebla.
Miguel de Unamuno, Poesías (1907)
Escrito en el cuarto en que viví
mi mocedad
Vuelen a mí mis noches,
noches vacías,
rumores de la calle,
rodar de coches,
conversaciones rotas
y desgranadas notas
de un pobre piano,
viejo y lejano.
Hundióse así el tesoro de mis noches,
en esta misma alcoba,
aquí dormí, soñé, fingí esperanzas
y a recordarlas me revuelco en vano...
no logro asir aquel que fuí, soy otro...
Pienso, sí que era yo, mas no lo siento,
es sólo pensamiento.
No es nada. La realidad presente me las roba.
Los días que se fueron, ¿dónde han ido?
De aquel que fuí, ¿qué ha sido?
Muriendo sumergióse aquel que fuera...
Hijos de tantos días que en el fondo
de la oscura cantera
de mi conciencia yacen.
Y allí dentro, ¿qué hacen?
El alma es cementerio
y en ella yacen los que fuimos, solos.
Los días se devoran...
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Cierro los ojos:
a ver, mi fiel memoria, ¿acaso no te acuerdas?
Era un muchacho pálido,
triste, con la tristeza del que sueña
días de gloria...
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¡Oh si hubiera llegado a conocerme!
¡Oh si aquel que yo fui ahora me viera!...
¡Y si le viera yo, si en un abrazo
se hiciese vivo el lazo
que ata el pasado al porvenir orcuro!
Se me ha muerto el que fuí; no, no he vivido.
Allá entre nieblas,
del lejano pasado en las tinieblas,
miro como se mira a los extraños
al que fuí yo a los veinticinco años.
Cada hijo de mis días que pasaron
devoró al de la víspera;
de la muerte del hoy surge el mañana,
¡oh, mis yos, que finaron!
Y mi último yo, el de la muerte,
¿morirá solo?
¡Oh tremendo misterio de la muerte!
Todos esos que he sido,
¿no acudirán en torno de mi lecho
para aliviarme el pecho
de la terrible soledad postrera?
Cuando al fin muera,
¿no vendréis, oh mis almas juveniles,
ángeles de los días de mi infancia
y de aquella mi verde primavera,
con la auroral fragancia
consolaréis el tránsito tremendo?
¡Cuantos he sido!
Y habiendo sido tantos,
¿acabare por fin en ser ninguno?
De este pobre Unamuno,
¿quedará sólo el nombre?
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Se pierden ya las notas
desgranadas y rotas
del pobre piano,
viejo y lejano,
y en el ambiente espiritual perdura
flotante melodía
tocada de amargura.
¡Oh, música del alma,
celeste sinfonía
de lo que fué, lo que es, lo que será, misterio
torturador, eterno!
¡Oh silencio infinito!
¿No se quebranta tu impasible seno
con nuestro grito?
¿Dónde estás, alma mía!...
Miguel de Unamuno, Rimas de Dentro (1923)
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¿Tu verdad? No, la verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.
Antonio Machado
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Tú me mirás llorando -será el tiempo de las flores-, tú me miras llorando, y yo te diré: No llores. Mi corazón, lentamente, se irá durmiendo... Tu mano acariciará la frente sudorosa de tu hermano... Tú me mirarás llorando, yo sólo tendré una pena: tú me miraras llorando, tú hermana, que eres tan buena. Y tú me dirás: ¿qué tienes? y yo miraré hacia el suelo, y tú me dirás ¿que tienes? y yo miraré hacia el cielo. Y yo me sonreiré, y tú estarás asustada, y yo me sonreiré para decirte: No es nada. J.R. Jiménez, Jardines Lejanos.
domingo, 18 de abril de 2010
sukuiah
Aquel tejado cayó
¿Que día será?
Comida ya, por favor
Extiende esta pierna
hora la otra
Relájate y goza
Pastaban las ovejas
El humo daña
Nado para escapar
miércoles, 14 de abril de 2010
Haikus para no dormir
cuando bajo a la ciudad
veo amaneceres
***
Vibrantes junglas
cielos desconocidos
he vuelto a casa
selvas ignotas
extraños firmamentos
siempre estuve aquí
***
Luces de ciudad
de noche en la montaña
duermo sin soñar.
domingo, 4 de abril de 2010
A Moon Poem by Edgar Allan Poe

I saw thee once- once only- years ago:
I must not say how many- but not many.
It was a July midnight; and from out
A full-orbed moon, that like thine own soul soaring,
Sought a precipitate pathway up through heaven,
There fell a silvery silken veil of light,
With quietude, and sultriness and slumber,
Upon the upturn'd faces of a thousand
Roses that grew in an enchanted garden,
Where no wind dared to stir, unless on tiptoe
Fell on the upturn'd faces of these roses
That gave out, in return for the lovelight,
Their odorous souls in an ecstatic death
Fell on the upturned faces of these roses
That smiled and died in this parterre, enchanted
by thee, and by the poetry of thy presence.
Clad all in white, upon a violet bank
I saw thee half-reclining; while the moon
Fell on the upturn'd faces of the roses,
And on thine own, upturn'd- alas, in sorrow!
Was it not Fate, that, on this July midnight
Was it not Fate (whose name is also Sorrow),
That bade me pause before that gardengate,
To breathe the incense of those slumbering roses?
No footstep stirred: the hated world all slept,
Save only thee and me. I paused I looked
And in an instant all things disappeared.
(Ah, bear in mind this garden was enchanted!)
The pearly lustre of the moon went out:
The mossy banks and the meandering paths,
The happy flowers and the repining trees,
Were seen no more: the very roses'odours
Died in the arms of the adoring airs.
All, all expired save thee- save less than thou:
Save only the devine light in thine eyes.
I saw but them- they were the world to me.
I saw but them- saw only them for hours
Saw only them till the moon went down.
What wild heart-histories seemed to lie enwritten
Upon those crystalline, celestial spheres!
How dark a woe! yet how sublime a hope!
How silently serene a sea of pride!
How adoring an ambition! yet how deep
How fathomless a capacity for love!
But now, at length, dear Dian sank from sight,
Into the western couch of a thunder-cloud;
And thou, a ghost, amid entombing trees
Didst glide away. only thine eyes Remained.
They would not go- they never yet have gone.
Lighting my lonely pathway home that night,
They have not left me (as my hopes have) since.
They follow me, they lead me through the years.
They are my ministers yet I their slave.
Their office is to illuminate and enkindle
My duty, to be saved by their bright light
And purified in their electric fire,
And sanctified in their elysian fire.
They fill my soul with Beauty (which is Hope.)
And are far up in Heaven, the stars I kneel to
In the sad, slient watches of my night;
While even in the meridian glare of day
I see them still- two sweetly scintillant
Venuses, unextinguished by the sun!
Yo no te pido

Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tú quieras
las palomas que suelo mirar.
De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegará
y del presente
qué le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.
Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.
Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.
Mario Benedetti
viernes, 2 de abril de 2010
Edgar Allan Poe
Pero lo que me ha animado a escribir esta entrada es la carta que E.A. Poe le escribe a su amigo Abijah MetCalf, tambien poeta pero mucho mas inexperto que Poe, cuando este le pide consejo sobre como escribir y dice asi:
19th Oct 1843
Si alguien quiere saber mas sobre Poe aqui os dejo un enlace muy completo y el poema del Valle Intranquilo con su traduccion al español.
http://www.poestories.com
Poem lyrics of The Valley Of Unrest by Edgar Allan Poe.
Once it smiled a silent dell
Where the people did not dwell;
They had gone unto the wars,
Trusting to the mild-eyed stars,
Nightly, from their azure towers,
To keep watch above the flowers,
In the midst of which all day
The red sunlight lazily lay.
Now each visitor shall confess
The sad valley's restlessness.
Nothing there is motionless -
Nothing save the airs that brood
Over the magic solitude.
Ah, by no wind are stirred those trees
That palpitate like the chill seas
Around the misty Hebrides!
Ah, by no wind those clouds are driven
That rustle through the unquiet
Heaven Uneasily, from morn till even,
Over the violets there that lie
In myriad types of the human eye -
Over the lilies there that wave
And weep above a nameless grave!
They wave: - from out their fragrant tops
Eternal dews come down in drops.
They weep: - from off their delicate stems
Perennial tears descend in gems.
Poema El Valle Intranquilo de Edgar Allan Poe
Hubo un tiempo en que el valle sonreía,
silencioso, aunque nadie allí vivía;
su gente había marchado hacia la guerra
confiando el cuidado de esa sierra,
por la noche, a la mirada fiel
de las estrellas desde su azul cuartel
y de día, a los rojos resplandores
del sol que dormitaba entre las flores.
Mas ahora para todo visitante
el valle triste es inquieto e inquietante.
Nada allí se detiene un solo instante…
nada salvo el aire que se cierne
sobre la soledad mágica y perenne.
¡Ah, ningún viento agita los ramajes
que palpitan como el glacial oleaje
en torno a las Hébridas salvajes!
¡Ah, ningún viento empuja el furtivo
manto de nubes que, sin respiro,
surcan durante el día el cielo esquivo
sobre las violetas allí esparcidas
como ojos humanos de mil medidas…!
sobre las ondeantes azucenas
que lloran junto a las tumbas ajenas!
Ondean: y en sus pétalos más tiernos
se juntan gotas de rocío sempiterno.
Lloran: y por sus tallos claudicantes
bajan perennes lágrimas como diamantes.
Versión de Andrés Ehrenhaus
jueves, 25 de marzo de 2010
Oleo de mujer con sombrero
Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mi.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mi
Veo más: veo que no me halló
Veo más: veo que se perdió
Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.
La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.
Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entónces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.
Silvio Rodriguez, 1970.
viernes, 19 de marzo de 2010
Stones and fountains

walk into the stormy clouds of your mind,
lick the questions of whether you love me or not.
I wanna grow down the trees of wisdom,
the revolving wisdom of your smile.
I wanna seek runnin’ dogs all over nobody’s land.
I wanna lit the room of yours with a candle made from ice
unveiling the blue shape of some damn past green days.
I need to count the details of your hair to become human,
and so, stop acting my role of time prayer.
Come to me, my little
talk your language from the fourth moon
show anything I could possibly crave
and make me crave your hills and mountains
Your stones and fountains.